La tormentosa modificación de lista a la Cámara del Centro Democrático
Crónica de un un “show político”
José Granados Fernández
@JoséGranadosF
Una tarjeta de invitación vía WhatsApp alborotó el irreconciliable enfrentamiento y la lucha de poderes al interior del Centro Democrático en el departamento del Atlántico, partido que este martes vivió 9 largas y tormentosas horas para modificar su lista a la Cámara de Representantes.
La esquela digital fue enviada por el candidato Rodolfo Ucrós. En ella invitaba a su inscripción en la lista del Centro Democrático, a las 11 de la mañana, en la Delegación de la Registraduría. De inmediato se desató una puja para que Ucrós, candidato impulsado en la sombra por su cuñado y senador de La U Eduardo Pulgar Daza, no fuera inscrito para darle paso a la candidatura de la excongresista Victoria Vargas, a quien hicieron renunciar del Partido Liberal para formar parte del uribismo, tal como sus directivos lo anunciaron el 11 de diciembre al inscribir la lista inicial.
Consultas con el máximo jefe del Centro Democrático, el expresidente y senador Álvaro Uribe, frenaron, inicialmente, la inscripción de Ucrós. Amigos y allegados suyos, entre ellos el exdiputado Yesid Pulgar Daza, muy puntuales se presentaron en la Registraduría para aplaudir la inscripción, pero se retiraron al anunciarse que el proceso sería después de la 2 de la tarde.
Luego del almuerzo, seguidores políticos de Ucrós y directivos del Centro Democrático volcaron su fe en que de Bogotá le enviaran el aval, pues lo ven como la ‘tabla de salvación’ para pelear una curul de la Cámara, pese a saber que la mayoría de sus votos son del senador Pulgar.
En paralelo, esos directivos también estaban confiados en que Victoria Vargas se sumaría a la lista, lo que, según ellos, les daba la oportunidad de pelear una de las 7 curules a las que tiene derecho el departamento del Atlántico.
En medio de la espera, a las 4:30 de la tarde el rumor era que Ucrós no iba en la lista del Centro Democrático porque el congresista Eduardo Pulgar tenía otro compromiso. A esa hora a la Delegación de la Registraduría llegó el senador uribista Jaime Amín, gustoso de la candidatura de Victoria Vargas. Tras ser informado por directivos de su partido de que la postulación de Ucrós seguía en firme, decidió irse de inmediato.
Faltaba escasa hora y media para cerrar la inscripción de listas y los avales del Centro Democrático no llegaban en su totalidad para formalizar los cambios.
Mientras la tormenta política interna en el uribismo aumentaba y delegados como Ricardo Rosales, director departamental, y Jaime Hernández, asesor electoral, señalaban en voz baja a Amín de sabotear la inscripción, surgió la sorpresa de la tarde: el Partido Liberal, a través del congresista Mauricio Gómez, llegó a inscribir a María Luisa Pulgar Daza, hermana del senador Eduardo Pulgar, en reemplazo de Isolda Álvarez. También oficializó que en la lista roja en reemplazo de la candidata Katia Ricaurte iría Emma Doris López, desligada del Polo Democrático.
Durante la inscripción de María Luisa Pulgar, su hermano Yesid, quien horas antes había expresado muy entusiasmado su apoyo a Ucrós, cambió el discurso y manifestó el respaldo de su familia a quien cariñosamente llaman “La Monita más querida”.
El reloj corría. El delegado de la Registraduría William Malpica y la directora electoral, Marbel Pizarro, debieron encargarse de las modificaciones del Partido Liberal, mientras que el uribismo remaba para superar un asunto más complicado que les había surgido a última hora.
Los avales habían llegado, pero tenían que resolver un problema mayúsculo que amenazaba con tumbar su lista: los funcionarios de la Registraduría les advirtieron que no estaban cumpliendo la cuota de género porque solo contaban, en ese momento, las 5:15 de la tarde, con 2 candidatas, Stephanie Schutt, inscrita el 11, y Sandra Padilla, quien reemplazaría a Jerry Ann Certain. La tercera candidata no aparecía por ningún lado: se trataba de Victoria Vargas, a quien le habían dado el aval en reemplazo de Alma Rosa Delgado, inscrita como relleno en la lista inicial.
Por eso, mientras en el liberalismo Mauricio Gómez se mostraba optimista con la inscripción de María Luisa Pulgar y Emma Doris, al punto de afirmar que “con estas dos candidatas vamos a pelear no una sino dos curules a la Cámara”, en el uribismo seguían enredados y hasta llegaron a plantear la posibilidad de dejar solo 5 candidatos, 3 hombres y 2 mujeres, para cumplir la cuota de género.
Pasadas las 6 de la tarde ya habían cerrada la plataforma de la Registraduría en Bogotá y cualquier cambio en la inscripción debía ser tramitado manualmente por los delegados locales. Fue entonces cuando llegó la decisión capitalina en medio de la creciente tensión: Victoria Vargas no sería candidata y tendrían que mandar otra vez el aval de Alma Rosa Delgado, lo que significaba reescribir la lista.
Casi a las 6:15 de la tarde, ante tanto tira y jala, en el uribismo se caldearon los ánimos entre sus directivos. En medio de los nervios crispados vino el más bochornoso de los espectáculos. Rosales y Hernández se gritaron airadamente ante los presentes.
Armados de paciencia y ofreciendo toda la colaboración al Centro Democrático, los delegados de la Registraduría tramitaron el nuevo formulario y a las 7:02 de la noche fue oficializado el cambio de la lista: Sandra Padilla, Everst Botello y Rodolfo Ucrós quedaron inscritos a la Cámara por el uribismo, partido en el que quedó en evidencia que sus enfrentamientos internos, la lucha de poder y las opiniones en contrario son los principales obstáculos para que en materia electoral Barranquilla sea la “novia esquiva” de la que por años se ha quejado Álvaro Uribe Vélez.